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TERCERA (o de ORO) de Las 5 leyes fundamentales de la estupidez Humana (Carlo M. Cipolla )

Una persona ESTUPIDA es aquella que causa perdidas a otra o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para si mismo e incluso incurriendo en perdidas".








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Los libros, la información, Internet y el futuro.



El futuro de la información y el conocimiento es una cuestión habitual en las conversaciones alrededor de Internet. Muchas personas adoran los libros tradicionales, es decir, de papel (yo también lo hago) y piensan que para estar mejor informados hay que leer más libros, ya que el aluvión audiovisual de Internet impide la reflexión, y el hecho de que personas desinformadas puedan agregar contenido en Internet sin ningún filtro previo (en blogs como éste, sin ir más lejos) abre las puertas a los advenedizos para configurar el conocimiento futuro. Es posible que tengan razón, pero creo que este tema merece un debate algo más profundo.

La imagen enlaza a http://blogs.hoy.es.
Esta cita me fascina.
Los que me conocen saben que me gusta la ciencia ficción, pero muy especialmente una rama muy concreta, la ficción sociológica, es decir, la que trata de analizar mediante hechos novelados el impacto de la ciencia y la tecnología en la sociedad. Aunque no te guste la ciencia ficción, estimado lector, te invito a seguir leyendo: no todo son historias de naves espaciales pobladas de marcianos babosos y héroes con poderes sobrenaturales. Me permito traer aquí un relato breve del genio Arthur C. Clarke llamado 'Expedición a la Tierra' (a veces también llamado 'Lección de Historia') que plantea una cuestión muy interesante en el sentido de esta entrada.

En este relato se produce una nueva glaciación en la Tierra, y los pocos humanos que van quedando vivos guardan ciertas reliquias que con el paso del tiempo adquieren el estatus de sagradas. Cuando la última tribu muere en el hielo, tanto ellos como sus reliquias quedan bien conservados durante los miles de años que tarda en nacer y crecer una civilización en Venus, que cuando adquiere la mínima tecnología necesaria para salir de Venus se fija naturalmente en la Tierra como destino, ya que es su planeta más cercano.

Entre los restos de aquella última tribu de humanos encuentran una de sus reliquias: una lata metálica, chata, rodeada por una cinta adhesiva de color negro, que contiene en su interior, cuidadosamente enrollado, un plástico estrecho con agujeritos a un lado, y con unas imágenes que increíblemente parecen expresar movimiento cuando se desplaza la cinta... Los venusianos se emocionan cuando se dan cuenta que si son capaces de fabricar una máquina que desplace la cinta a determinada velocidad podrán hacerse una idea exacta de cómo era la vida en la Tierra... qué enorme descubrimiento, que gran avance para su ciencia sería poder ver en directo las imágenes de una Tierra viva y fértil, poblada por seres de una civilización extinta...! En fin, de vuelta en casa se empeñan en fabricar la máquina, y convocan un grandioso congreso científico en el que van a mostrar el resultado: la película de la Tierra. Durante la exhibición, quedan abrumados por la gran cantidad de situaciones violentas que padecen los humanos, que deberían hacerles daño pero que sin embargo (¡qué seres tan extraordinarios!) parecen no afectarles demasiado. El final de la proyección es apoteósico: entre vítores queda expuesta la imagen del último fotograma, en el que aparece la cara del protagonista con algo que INDEFECTIBLEMENTE son letras, que naturalmente nunca alcanzarán a comprender... Walt Disney Productions. No lo saben, pero acaban de ver una película de dibujos animados; para ellos, la realidad.

Este maravilloso cuento pone de relieve un hecho incontestable: el conocimiento se construye a partir de la información que se tiene. Cuando escucho que los niños deben dejar Internet para leer más libros, siempre pienso ¿qué libros? ¿Dónde podrán encontrar más libros y más variados que en Internet? ¿Acaso los libros electrónicos no son libros? Si lo que se quiere es el olor a papel, incluso han inventado un spray para dar aroma de papel viejo a los e-books, ¡está todo inventado! Pero los libros... están tan sesgados como todo lo demás.

¿Qué libros son más adecuados para entender la historia de la Unión Soviética (y evito deliberadamente un paralelismo español): los de antes de la desintegración, o los de después? ¿Los de dentro, o los de fuera? ¿Cuántos de nosotros podemos tener una opinión perfectamente formada (¿o deberíamos decir deformada?) a partir de una información completamente parcial... sin saberlo?

Y entonces, ¿qué debemos enseñar a nuestros niños: a leer libros, o a ser críticos con la información, con cualquier información, con toda la información? ¿Dónde mejor que en Internet podemos enseñarles a recoger información de múltiples fuentes y en formatos diversos para formarse una opinión bien fundada y generar conocimiento útil?

En Internet está TODO. Y como tenemos que asumir que no podemos procesarlo TODO, tenemos que reconocer que cierto sesgo es inevitable. Pero, ¿tanta influencia podrán tener los advenedizos? No sé, creo que asegurar que Internet es un impedimento para la reflexión y el conocimiento del futuro me parece extraordinariamente aventurado. Y lo que quede al final, sea lo que sea, será lo que los humanos del futuro llamarán conocimiento, generación tras generación.

Y si sólo son capaces de ver una realidad deformada como los dibujos animados del cuento no será por su culpa, sino por la nuestra.



Los libros, la información, Internet y el futuro